Existen muchos gestos que realizamos a diario que pueden estropear nuestra dentadura
La higiene bucodental forma parte de los hábitos indispensables para el cuidado de nuestro cuerpo. Y es que una boca sana es fundamental para nuestra salud. En este sentido, son numerosos los estudios que han puesto de manifiesto la estrecha relación que existe entre la salud bucodental y la salud general del organismo. De hecho, la boca puede reflejar incluso síntomas de enfermedades que pueden tener su primera manifestación en la cavidad oral.
Una correcta higiene bucal pasa en primer lugar por el correcto cuidado de los dientes. Para ello, existen hábitos fundamentales, como el cepillado, la limpieza con hilo dental, el enjuague y la visita periódica al dentista. Sin embargo, más allá de estas costumbres, existen también algunos malos hábitos que estropean nuestros dientes y que conviene desterrar de nuestras rutinas diarias.
Cepillarse los dientes de forma incorrecta. Lavarse bien los dientes no es sencillo, no basta con echar la pasta y mover el cepillo de un lado a otro. El cepillado correcto debe realizarse con movimientos circulares sobre los dientes, ya que hacerlo de forma horizontal provoca un desgaste en el esmalte. En cuanto a los cepillos, hay que ir con cuidado con los que tienen las cerdas muy duras, ya que también pueden tener efectos contraproducentes. También es un mal hábito cepillarse con demasiada fuerza, ya que esto causa daños en el esmalte, hace que la encía se retraiga y aumenta la sensibilidad.
El tabaco. La nicotina causa graves estragos en nuestra boca y en especial en los dientes, entre ellos el oscurecimiento del esmalte y la aparición de manchas en los dientes. Además, el tabaco puede ser también la causa de graves enfermedades en las encías, que a la vez provocan que se aflojen los dientes. Por otra parte, también puede llegar a provocar cáncer en la boca, los labios y la lengua, además de provocar mal aliento.
Usar los dientes como herramienta. Aunque probablemente todos lo hemos hecho alguna vez, lo cierto es que abrir plásticos o desenroscar los tapones de las botellas o envases con la boca es un hábito extremadamente perjudicial para nuestros dientes. Además de correr el riesgo de que los fracturemos, este hábito provoca que se desgasten. Lo mismo ocurre si usamos los dientes para cortar hilo o incluso cinta adhesiva. En estos casos, mejor recurrir a las tijeras. Además, hay que tener en cuenta que a la edad adulta los bordes de los dientes ya están gastados, por lo que es mucho más fácil dañarlos accidentalmente.
Apretar los dientes. Hacer rechinar los dientes o apretarlos fuertemente también es un hábito que debemos desterrar si deseamos conservar nuestra dentadura en perfectas condiciones. Aunque para muchos es una forma de liberar tensión y estrés, este roce continuo de los dientes causa un importante desgaste y deteriora nuestros dientes. En algunas personas que sufren bruxismo, este es un hábito inconsciente, por lo que es recomendable consultar con un experto porque es probable que nos recomiende dormir con un protector bucal.
Comer caramelos. El azúcar es uno de los causantes principales del deterioro de los dientes, pero aún hay más. Existen caramelos muy pegajosos que se adhieren a la superficie dental mezclándose con las bacterias e incrementando la posibilidad de caries. Después de comer un caramelo, es necesario cepillarte bien los dientes.
Beber vino. Otra bebida 'poco amiga' de los dientes, ya que por su acidez también deteriora el esmalte. Además, los pigmentos que contiene esta bebida provoca también la aparición de manchas en los dientes. También en este caso es fundamental cepillarse los dientes tras tomar vino. El vino blanco también ataca al esmalte, aunque en menor grado.
Tomar café. Por sus características, esta bebida provoca manchas en los dientes y los deja amarillentos. Además, también provoca daños en el esmalte. Como si se tratase de un dulce, es recomendable lavarse los dientes una vez hayas tomado café.
Morder o masticar objetos duros. Morder un bolígrafo, intentar partir una nuez con la boca, masticar hielo, morderse las uñas... Cualquiera de estos hábitos provoca un desgaste en nuestra dentadura y además puede llegar a provocar fisuras y fracturas en nuestros dientes.
Usar una pasta dental inadecuada. Tan importante como el cepillado es también la elección de la pasta dental más adecuada. En este sentido, algunas son tan abrasivas que pueden llegar a dañar el esmalte. Además, hay que tener en cuenta que debemos elegir una pasta con flúor, un componente esencial para mantener a raya a todas aquellas bacterias que el cepillo de dientes no ha podido eliminar.
Chupar limones y otros cítricos. La acidez del limón, el pomelo o la lima, entre otros frutos, es extremadamente corrosiva para el esmalte de los dientes, provocando caries y sensibilidad dental. Para seguir beneficiándose de los zumos de vitamina C de estas frutas lo mejor es enjuagarse la boca después de beberlos y esperar al menos 30 minutos a cepillar los dientes.
Beber refrescos carbonatados. Estas bebidas no solo aportan importantes cantidades de azúcar que dañan nuestros dientes, sino que el gas y los ácidos que contienen también atacan el esmalte. De nuevo, se hace necesario cepillarte los dientes tras su ingesta. Además, aunque tomes una bebida carbonatada sin azúcar, debes saber que estás alimentando a las bacterias de tu boca.
Cepillarte los dientes inmediatamente después de comer. Es recomendable dar algo de tiempo a los dientes, ya que si los cepillas inmediatamente puedes causar daño en el esmalte. De la misma forma, también debemos evitar cepillarnos los dientes antes de tomar algo ácido, ya que con este gesto eliminamos la saliva que debe proteger precisamente a nuestra dentadura del ácido.
Nadar en piscinas con cloro. El agua de las piscinas está tratada con sustancias químicas que eliminan hongos y previenen infecciones. Sin embargo, productos como el cloro también pueden tener un efecto negativo para el esmalte de nuestra boca, aunque para ello se requiere estar un tiempo muy prolongado en el agua y de forma continuada en el tiempo.
Usar palillos. Utilizar este elemento para sacar los restos de comida que han quedado entre los dientes puede causar daños en los dientes y en las encías. Para realizar esta misma función de forma mucho más segura, lo más recomendable son los cepillos interproximales y el hilo dental.
Comer carbohidratos refinados. El pan, las galletas o la pasta contiene azúcar, lo que hace el sistema de ataque al diente es el mismo que en los caramelos. Las bacterias se alimentan del azúcar de estos alimentos, provocando deterioro del diente y erosión del esmalte. Por todo ello, es necesario limpiarse los dientes media hora después de comerlos.
Fuente: http://www.diarioinformacion.com/vida-y-estilo/salud/2016/05/20/quince-habitos-cotidianos-danan-dientes/1763811.html